Nakagin Capsule Tower | Tokio
abril 2019
Teníamos en Tokio una ruta bastante “clásica” de lugares que visitar. Ha sido nuestro primer viaje a Japón y como principiantes, preferimos al inicio agotar todos los sitios turísticos para, si en un futuro (ojalá), hacemos una segunda visita, buscar planes alternativos sin que pensemos que nos estamos perdiendo algo de lo importante.
Sin embargo, el edificio que os comparto hoy era una excepción a esa guía clásica de templos y barrios que se suele recomendar. Fue nuestra primera visita nada más aterrizar en la capital del sol naciente.
La torre cápsula Nakagin fue construida por el arquitecto Kisho Kurosawa en el año 1972 y consta de dos bloques que dan cobijo a 140 cápsulas. La idea era generar una estructura viva que permitiera sustituir las cápsulas más deterioradas por otras más nuevas de manera que se garantizara un estándar y calidad determinado.
Al entrar en el edificio está la cabina del conserje, los buzones y una zona comunitaria con mesas y sillas. Por lo visto en esa zona no se pueden hacer fotos pero como el conserje no estaba, el guía del edificio nos autorizó a tomar algunas instantáneas. En esa planta común también hay una ducha con agua caliente porque en las cápsulas solo hay agua fría.
Utilizamos el pequeño ascensor y también nos movimos por las escaleras para visitar las dos cápsulas que nos enseñaron. La primera de ellas solo tenía las estanterías y el baño original, faltaba la cama. Y la segunda ya estaba completa. Pero ninguna de ellas tenía cocina y es que originalmente estaban concebidas para hombres de negocios que solo necesitaban un sitio para dormir y pasaban el día trabajando.
Mi primera sensación fue que eran realmente pequeñas y calurosas (y todavía no había llegado el verano). Mantenían la decoración original y eso les daba un aire retro muy auténtico. Pero en lugar de estar cuidado, empezábamos a percibir las consecuencias del paso del tiempo en un edificio que se va cayendo a trozos, que cuando llueve tiene goteras (son numerosas las casas con cubos en el rellano para evitar inundaciones), que sufre de excesivo calor en verano y frío en invierno, que se está llenando de óxido y cuyo futuro es bastante incierto. Y nos dimos cuenta de que esa idea original de ir sustituyendo las cápsulas según fuera necesario no se ha llevado a cabo. De hecho, de las 140 cápsulas solo hay unas 40 ocupadas actualmente y no todas son primera residencia sino que algunos propietarios las utilizan como almacén u oficina.
A pesar de todo, la experiencia de visitar este icono de la arquitectura japonesa es alucinante. Y si quieres vivir allí, puedes alquilar o comprar una cápsula y así ayudas a preservar el edificio.